Paciente, varón, que llega a mi consulta por un dolor en el hombro derecho. En la escala de dolor marca 6-8 cuando juega al tenis o hace un esfuerzo con el hombro, indiferentemente del gesto realizado. El paciente atribuye su dolor al tenis, deporte que practica 3-4 veces a la semana. También manifiesta problemas para dormir, reflujo gastroesofágico, a veces dolor en la cintura y en la zona dorsolumbar. De vez en cuando tiene jaquecas y siente que su energía está baja, tiene poca vitalidad y concentración desde hace unos meses. Su rodilla izquierda le molesta siempre después de practicar tenis. No toma ningún tipo de medicamento, su condición física es muy buena y se le ve con un buen aspecto saludable. 

A la evaluación manual osteopática de base, en bipedestación, se nota rápidamente su facilidad en lateroflexión derecha y su restricción hacia el lado izquierdo. En supino se nota restricción plantar en ambos pies, poca o nula movilidad de la pierna izquierda y su incapacidad en rotación interna del miembro inferior derecho. Su miembro superior afectado (el hombro derecho) tiene una fuerte restricción en los movimientos en rotación interna-externa y el hombro izquierdo solo en rotación externa. La columna cervical mantiene los mismos patrones de defensa que había asumido el cuerpo para defender la zona involucrada o su estructura/órgano en disfunción, tanto que, en sus rotaciones y lateroflexiones sólo el lado derecho estaba facilitado. 

“En Osteopatía se dice que el cuerpo va facilitado en dirección de la lesión”, cosa que el maestro Jean Pierre Barral DO (Francia) resumió, diciendo: ”el cuerpo abraza la lesión”. Teniendo presente la organización de sus tejidos, pasé a nuestros test de evaluación visceral en él área indicada por el cuerpo. La escucha general, local y diferencial mostró una clara tensión en el área hepática. Para ser más precisos, en el área 2 del hígado, en contacto con el esófago abdominal. 

Mi trabajo inició por este área, manipulando el hígado, el esófago abdominal (que está en contacto con el hígado) y después de pocos minutos, volví a reevaluar el sistema músculo-esquelético del sujeto. Automáticamente el paciente manifestó una “sensación de ligereza y mayor rango de movilidad” y miró incrédulo como los test evaluados antes y después habían mejorado sin que se hubiera tocado el área “para él” comprometida. 

Resumiendo, su hombro derecho había mejorado al 95%, el izquierdo al 100%. El raquis cervical al igual que sus miembros inferiores estaban completamente libres y aún no había concluido la sesión. 

La libertad de movimiento ganada con estas manipulaciones mejora la vascularización del sujeto, sobre todo en las áreas comprometidas. También mejora el tono muscular y el rango de movimiento de las articulaciones, ya que la “lesión primaria” (la causa de sus problemas) fue liberada y restablecida. 

Posteriormente, revisé la arteria hepática, el nervio frénico y el nervio vago. Después pasé a revisar su columna, liberando T8-T9 y T12-L1. 

Terminé la sesión con la evaluación y tratamiento del canal medular y el cráneo. Liberé todos los plexos que estaban en restricción de movilidad y volví a reevaluar todos sus componentes músculo-esqueléticos. 

El paciente quedó maravillado, contento y quedó en regresar en 3 semanas a mi consulta.

En la segunda sesión, el hombro derecho era casi cosa del pasado, y solo en algunos reveses jugando al tenis sentía molestia. 

Su energía vital había aumentado, los reflujos desaparecidos, las jaquecas “decía” aún no se habían presentado y la rodilla izquierda no se manifestaba de algún modo. 

Comentó con alegría su mejoría general y me pidió por favor que le quitara la molestia que le quedaba en el hombro derecho, para poder ser más eficaz en sus reveses al jugar tenis. 

En mi segunda evaluación mostró aún un poco de tensión cerca del área hepática, más precisamente la conexión hepato-duodenal. La primera porción del duodeno (D1) conecta con el hígado y se veía en dificultad. Esta era su nueva “lesión primaria”. 

Empecé el tratamiento por ahí. Liberé la primera y segunda porción del duodeno, movilicé una vez más el hígado, trabajé sobre el ligamento hepatoduodenal y el epiplón menor. Luego liberé la arteria pancreático-duodenal superior e inferior. Trabajé sobre el nervio vago y el plexo celíaco. 

Su columna estaba libre y solo el pie izquierdo fue liberado estructuralmente. 

Luego pasé a la evaluación del hombro derecho. El manguito rotador manifestaba limitaciones y lo liberé. Trabajé en el área del plexo braquial derecho e izquierdo, los nervios radial, medial, supra escapular, y el accesorio derecho. Liberé también la fascia profunda del cuello en ambos lados y trabajé con la liberación del recto posterior menor de la cabeza del lado derecho. 

Sus sensaciones eran buenas y el dolor había desaparecido completamente incluso exigiéndole al brazo. 

Pedí al paciente que mejore la dieta. Le aconsejé que visite a un médico nutricionista y que limite las comidas ácidas (el duodeno no acepta fácilmente los ácidos que vienen del estómago y estos mismos ácidos dañan las mucosas del duodeno). Le pedí también que estuviera 4/5 días sin jugar al tenis ni estirar el miembro superior, solo podía caminar o andar en bicicleta sin poner en gran esfuerzo al corazón.

Después de dos semanas, me escribió agradeciéndome por todo y diciendo que su hombro estaba fenomenal, como también el resto de sus viejas problemáticas. Además me contó que con el médico nutricionista había encontrado un gran feeling y su alimentación había mejorado aún más su resistencia en el tenis. 

Al paciente le bastaron dos sesiones osteopáticas y un poco de cambio alimentario con el nutricionista para volver a su plenitud en varios aspectos de su vida. No siempre es así, porque todas las personas son diferentes y porque hay muchas variables cuando se trabaja con un cuerpo biológico. 

Mi consejo, una vez alcanzado el equilibrio inestable en el cual vivimos, es el de hacer una evaluación/tratamiento una vez al año para ayudar que el sistema continúe con su estado homeostático general funcional.